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La vida que da la muerte

  • Foto del escritor: Paula  Treviño Beltran
    Paula Treviño Beltran
  • 9 feb 2021
  • 2 Min. de lectura

12 de junio de 2009, muerte, era una palabra con la que estaba obsesionada, una y otra vez se repetía en mi cabeza, me atormentaba, no me dejaba vivir.

¿Qué hay después?, mi cabeza no paraba de torturarme, un vacío me inundaba cuando pensaba que todo se acabaría, que se olvidarían de mí, que dejaría de existir para siempre; no podría volver a sentir, correr, llorar, reír, ya está, todo habría terminado.

14 de junio de 2009, salí a pasear con mi abuelo, me miró y me preguntó qué me pasaba, por qué estaba tan inquieta. Yo le miré y le pregunté “¿abuelo, qué pasa si mañana no estoy aquí, si mañana muero?; me miró con ternura, sonrió y señaló al cielo lleno de nubes “nuestro destino está escrito en las nubes con tinta invisible, cada día que pasa, escribes una nueva página, pero nunca sabrás cuándo va a ser la última”, después de que mi abuelo dijera estas palabras, le miré y le dije que tenía miedo, que no quería morir y que eso me estaba atormentando, él prosiguió:

“El mayor motor que nos impulsa a vivir es la muerte, no le tengas miedo, agárrala de la mano y haz que eso te de alas para intentar conseguir todo lo que te propongas, a comerte el mundo y convertirte en la mujer que deseas ser.”

Este relato lo realicé para una asignatura de la universidad en la cual se nos pedía que inventáramos un texto, por lo que supe que era el momento de sacar a la luz esas palabras que tanto me habían marcado por parte de mi abuelo; aprendí que realmente si viviéramos eternamente, muy poca gente tendría motivación por algo ya que pensaría que tienen toda una vida infinita por delante, sin embargo, sabemos que tenemos un tiempo determinado para disfrutar de la vida, no sabemos si mucho o poco, por ello hay que intentar agradecer cada detalle que la vida nos da, por ejemplo, un café al sol, un abrazo de quién quieres, que te reciba tu perro todos los días con la misma alegría cada vez que entras en casa, un atardecer, etc.

Por otra parte, no todo es tan maravilloso, en la vida hay momentos en los que pensamos que no podemos más, en los que nos decepcionan y decepcionamos, en los que sentimos miedo, soledad y ansiedad, pero eso forma parte de nuestra existencia ya que si la vida fuera de "color de rosa" no apreciaríamos el alivio que supone quitarte un problema de encima o crecer como persona gracias a estas malas experiencias.

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